Premios Europeos para Mujeres Innovadoras
29 febrero, 2020Posible ratificación del Convenio nº 189
2 marzo, 2020En mayo de 2019 entra en vigor la obligación por parte de las empresas de registrar todas las horas que trabajan sus empleados para que la Inspección Laboral pueda consultarlo. Desde la aplicación de la medida, las horas extra no pagadas cayeron en un 13,3% en relación al mismo semestre 2018 (INE, 2020), es decir, 4,75 millones de horas extra sin cobrar, 725.000 menos que un año atrás. A pesar de la caída, las horas sin cobrar aún representan más del 40% de todo el tiempo de trabajo extra jornada.
En ciertas ramas, en las que las horas extra sin cobrar son altas, se presentó una caída significativa en el segundo semestre de 2019: transporte (-23,9%), o actividades financieras y seguros (-22%), comercio (-21,1%) y hostelería (17,8%).
Es importante señalar que, cuando la economía se frena, las horas extra son uno de los primeros elementos de ajuste: cuando éstas bajan, los costes laborales se reducen y baja la producción adaptándose a la demanda. En 2019, si bien existieron caídas del tiempo de trabajo extraordinario en los cuatro trimestres al detectarse desaceleración en la economía, la composición de la rebaja varió con el transcurso de los meses, siendo primero las pagadas las que disminuyeron, para ser las no pagadas las que se desplomaron al finalizar el año y aumentar las remuneradas[1].
¿Cómo afecta esto en términos de igualdad de género?
Si bien la caída de horas extra no pagadas de 2018 a 2019[1] es bastante similar para mujeres y hombres (-15,07% y -14,79% respectivamente), parece relevante realizar el análisis por sector laboral y por ocupación[2].
El comportamiento económico de mujeres y hombres es distinto en el mercado laboral, y son precisamente las mujeres quienes, a partir de la crisis, se han visto más afectadas en términos de precarización del empleo. En esto, las jornadas parciales, que posibilitan a los empleadores a aumentar el tiempo de horas extra, han afectado de sobre manera a las mujeres: a lo largo de la historia se ha considerado a las mujeres como “ejército de reserva”, es decir, como trabajadores que ingresan al mercado como apoyo al primer ingreso en sus familias, pero los roles de género han cambiado y las mujeres hoy son, en la mayoría de los hogares, las sostenedoras fundamentales del hogar.
Las jornadas parciales, donde los sueldos y condiciones laborales son menores, muchas veces son justificadas desde la “opción” que toman las mujeres por dedicarse a las tareas del hogar y al trabajo de cuidado. Esa línea argumentativa no incorpora una perspectiva de género, y deja de lado la falta de corresponsabilidad que existe en el ámbito doméstico. Así, las mujeres, muchas veces, terminan viéndose atrapadas: acceden a un trabajo de condiciones más precarias, deben trabajar el mismo tiempo que los hombres desde su rol de sostenedoras y esto además debe ser conjugado con una doble jornada laboral en el hogar.
[1] Comparación efectuada sobre el último trimestre de cada año.
El Observatorio de Igualdad y Empleo es una acción de divulgación que forma parte del proyecto DANA+, financiado por el Fondo Social Europeo.
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