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16 julio, 2018GINEBRA (OIT Noticias) – Es necesario duplicar las inversiones en la economía del cuidado a fin de prevenir una inminente crisis de los cuidados a las personas, según un nuevo informe de la OIT.
Los cambios radicales en las políticas deberían hacer frente a la creciente necesidad de cuidados y abordar la enorme disparidad entre mujeres y hombres en las responsabilidades familiares y de atención. Las cifras muestran que las mujeres dedican más de tres cuartas partes del tiempo empleado en el trabajo de cuidado no remunerado.
Alrededor de 269 millones de nuevos empleos podrían ser creados si se duplicasen las inversiones en educación, salud y trabajo social de aquí a 2030, señala el informe.
Según el informe Care work and care jobs for the future of work (Trabajo y empleo en el sector de la prestación de cuidados para el futuro del trabajo ), 2.100 millones de personas necesitaban cuidados en 2015, incluidos 1.900 millones de niños menores de 15 años y 200 millones de ancianos. Para 2030, este número debería llegar a 2.300 millones al sumarse otros 200 millones de ancianos y de niños.
“La prevalencia mundial de familias nucleares y hogares monoparentales, así como el crecimiento del empleo de las mujeres en ciertos países, incrementan la demanda de cuidadores. Si no se abordan de manera adecuada los déficits actuales en la prestación de cuidados y en su calidad, se generará una crisis del cuidado global insostenible y aumentarán aún más las desigualdades de género en el mundo del trabajo”, declaró Laura Addati, principal autora del informe.
Los datos de 64 países, que representan dos terceras partes de la población activa del mundo, muestran que en el mundo se emplean 16.400 millones de horas (anuales?) en el trabajo de cuidado no remunerado, lo cual equivale a 2.000 millones de personas trabajando ocho horas diarias sin recibir remuneración alguna. Si estos servicios fuesen valorados sobre la base del salario mínimo por hora, representarían 9 por ciento del PIB mundial, es decir 11 billones (mil millones) de dólares (paridad del poder adquisitivo en 2011).
Las mujeres llevan la mayor carga
Según el informe, las mujeres tienen a su cargo 76,2 por ciento de todas las horas del trabajo de cuidado no remunerado, más del triple que los hombres.
En algunos países, la contribución de los hombres al trabajo de cuidado no remunerado ha aumentado a lo largo de los últimos 20 años. Sin embargo, en 23 países que suministraron estos datos, la desigualdad de género en el tiempo dedicado a las responsabilidades de cuidado no remunerado disminuyó de sólo 7 minutos al día durante las últimas dos décadas.
“A este ritmo, serán necesarios 210 años para acabar con las diferencias entre ambos sexos en la prestación de cuidados en estos países. El ritmo extremadamente lento de estos cambios cuestiona la efectividad de las políticas pasadas y actuales para hacer frente a la extensión y distribución del trabajo de cuidado no remunerado a lo largo de las dos últimas décadas”, declaró Shauna Olney, Jefa del Servicio de Género, Igualdad y Diversidad y de OITSIDA de la OIT.
El informe señala que el trabajo de cuidado no remunerado es el principal obstáculo que impide a las mujeres incorporarse, permanecer y progresar en la fuerza de trabajo. En 2018, 606 millones de mujeres en edad de trabajar declararon que no habían podido hacerlo a causa del trabajo de cuidado no remunerado. Apenas 41 millones de hombres dijeron que no formaban parte de la población activa por el mismo motivo.
Un informe OIT-Gallup de 2017 constató que, a nivel mundial, la mayoría de las mujeres preferirían trabajar en empleos remunerados, incluso aquellas que no forman parte de la fuerza de trabajo, y que los hombres están de acuerdo. Constató además que los principales desafíos identificados, tanto por las mujeres como por los hombres, que enfrentan las mujeres que ocupan empleos remunerados es conciliar la vida familiar y profesional y la falta de servicios de cuidado asequibles. “Esto implica que un gran número de mujeres podría incorporarse al empleo remunerado gracias a las políticas de acceso universal al cuidado, servicios e infraestructura”, destacó Shauna Olney.
Es necesario incrementar el gasto en la prestación de cuidados
El informe promueve un camino real para el trabajo de cuidado, que daría lugar a un total de 475 millones de empleos de aquí a 2030, es decir 269 millones de empleos adicionales en comparación con el número de empleos en 2015. Esto implicaría un gasto público y privado en servicios de cuidado de 18,4 billones de dólares (millones de millones) o 18,3 por ciento del total del PIB previsto. Esta inversión permitiría a los países alcanzar diversas metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS) de aquí a 2030: el ODS 3 (salud y bienestar para todos), el ODS 4 (educación de calidad), el ODS 5 (igualdad de género) y el ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico).
El informe muestra también que la mayoría de los trabajadores del cuidado son mujeres, con frecuencia migrantes, que trabajan en la economía informal en condiciones precarias y mal remuneradas.
“Una ruta más fácil para la prestación de cuidados significa reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidado no remunerado y alcanzar el trabajo decente para los cuidadores, incluidos los trabajadores domésticos y migrantes. Los empleos de baja calidad para los cuidadores dan lugar a una prestación de cuidados de baja calidad. Nuestro informe llama a modificar radicalmente las políticas macroeconómicas, de cuidado, protección social, trabajo y migración”, concluyó Laura Addati.
Otras conclusiones importantes:
- Las madres de niños menores de seis años son objeto de la más alta “penalización del empleo”, con sólo 47,6 por ciento de ellas empleadas;
- Los cuidadores no remunerados también sufren una “penalización de la calidad del empleo”: vivir con un niño menor de seis años implica la pérdida de cerca de una hora de trabajo remunerado a la semana para las mujeres y un aumento de tiempo de trabajo remunerado de 18 minutos semanales para los hombres;
- Las mujeres con responsabilidades de cuidado tienen mayores probabilidades de ser trabajadoras autónomas, de trabajar en la economía informal y es menos probable que hagan aportes a la seguridad social;
- Las actitudes hacia la división del trabajo de cuidado, remunerado y no, en función del género están cambiando, pero el modelo familiar de “hombre como sostén de la familia” sigue bien arraigado en las sociedades, junto a la continuidad del papel central de las mujeres como responsables del cuidado en la familia;
- En 2016, sólo 42 por ciento de los países 184 que disponen de datos respetaban las normas mínimas establecidas en el Convenio (núm, 183) sobre la protección de la maternidad de la OIT ;
- En el mismo año, 39 por ciento de los 184 países que disponen de datos no tenían ninguna ley que estableciese el permiso de paternidad (ni remunerado ni no remunerado);
- A nivel mundial, las tasas brutas de matriculación en los servicios para niños menores de tres años era de sólo 18,3 por ciento en 2015, y apenas alcanzó el 57 por ciento para los niños de entre tres y seis años;
- Los servicios de cuidado de larga duración prácticamente no existen en la mayoría de los países de África, América Latina y Asia.
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