La 4ta. Revolución Industrial y la brecha de género
27 abril, 20201 de mayo: Día Internacional de las Personas Trabajadoras #TrabajoEnIgualdad
1 mayo, 2020Anita Bahía, Directora Ejecutiva Adjunta de ONU Mujeres, plantea, en el marco de la crisis sanitaria, cinco acciones que son posibles de tomar con inmediatez por parte de los gobiernos, en materia de igualdad, y considerando los efectos que esta crisis tiene especialmente para las mujeres.
Ya son diversas las instituciones que han planteado las consecuencias que esta pandemia trae especialmente para las mujeres, pero vemos con preocupación que las decisiones de los líderes mundiales aún no consideran las cuestiones de género.
Las mujeres sufren con más fuerza los efectos socioeconómicos de la crisis: en la economía informal, las mujeres representan un gran porcentaje (mercados y agricultura, por ejemplo), y, a su vez, muchas de las industrias formales que se ven afectadas por las medidas de confinamiento, tienen elevada participación femenina (viajes, restaurantes, producción de alimentos, entre otros). A esto, debemos sumarle la carga de los trabajos de cuidado, que mayoritariamente se los llevan las mujeres: hoy las mujeres madres que continúan con el trabajo, pero de manera virtual, se ven enfrentadas a una triple carga: el empleo, el cuidado de sus hijas o hijos y el trabajo doméstico.
Si entramos en materia de violencia de género, vemos cómo las cifras de denuncia han aumentado altamente. Hoy miles de mujeres en el mundo se encuentran confinadas con sus agresores, y eso ha llevado en algunos países a un aumento del 200% de las denuncias vía teléfonos de emergencia. Esta pandemia puede llevar a que pasen inadvertidas situaciones de mayor trauma, lesiones y muerte si no tomamos las medidas necesarias.
Por otro lado, vemos que las labores sanitarias de primera línea las llevan en su gran mayoría mujeres (67% según datos de ONU Mujeres), lo que aumenta su riesgo de contagio. Así, se ven expuestas a necesidades específicas en cuanto al cuidado de su salud, las que deben considerarse para garantizar su buen desempeño (¿están, por ejemplo, considerándose las necesidades del personal sanitario en materia de menstruación?). Esta alta exposición tiene como consecuencia directa la protección de sus familias con especial dedicación por parte de los Estados, ya que se encuentran dentro de los grupos vulnerables.
No deja de llamar la atención lo que plantea Bahía en torno a la presencia de mujeres en la toma de decisiones en esta pandemia: la gran mayoría son hombres, a lo largo y ancho del planeta. Podemos pensar que son expertos que consideran todas las perspectivas, pero ¿cómo representar efectivamente a un grupo en sus necesidades, si no se vive desde su perspectiva, si no se toman en cuenta sus carencias? Cabe recordar que apenas el 25% de las parlamentarias y parlamentarios del mundo son mujeres y que menos del 10% de las jefas y jefes de Estado y Gobierno lo son. ¿No son precisamente aquellos países con jefas de Estado mujeres los que han estado demostrando caminos de superación de la pandemia altamente efectivos?
Bahía plantea cinco acciones que pueden tomarse desde los gobiernos para tratar los elementos clave en materia de género en esta crisis sanitaria:
- Garantizar que las necesidades de las enfermeras, médicas y todo el personal femenino de la primera línea sanitaria, se integren en cada aspecto de las iniciativas de respuesta.
- Asegurar que las líneas de atención telefónica, y los servicios para todas las víctimas de abuso y violencia de género, se consideren servicios básicos, manteniéndose 24 horas a disposición. A esto debe sumársele la sensibilización de la ley ante las necesidades y el dar respuesta efectiva a las llamadas de las víctimas. Como ejemplo, Anita Bahía menciona el caso de Quebec y Ontario, donde se ha incluido a la lista de servicios básicos el refugio para mujeres sobrevivientes.
- Incluir en los paquetes de rescate y estímulo financiero medidas de protección social que reflejen la comprensión de circunstancias especiales de las mujeres y que reconozcan la economía del cuidado, garantizando beneficios de seguros de salud para quienes más lo necesiten y licencias remuneradas para las personas que no pueden ir a trabajar por encontrarse a cargo de personas dependientes. Además, Bahía señala como medida que para quienes trabajan en el sector informal, se lleven especiales esfuerzos para brindar pagos a título compensatorio.
- Asegurar la participación de las mujeres en la toma de decisiones en torno a las iniciativas de respuesta y la recuperación posterior a la crisis. Esto ocasionará mejores resultados.
- Quienes están encargadas y encargados de la formulación de políticas, deben prestar atención a lo que ocurre en los hogares y apoyar en la consecución de un reparto equitativo de la carga de cuidados entre hombres y mujeres. Esta oportunidad se presenta como un espacio de erradicación de los roles de género.
*Información extraída de ONU Mujer, el día 21 de abril de 2020. Accede a la noticia original en la web de ONU Mujeres a través del siguiente enlace.
Accede a más información sobre el COVID-19 en materia de igualdad de género en el mercado laboral a través del siguiente enlace del Observatorio de Igualdad y Empleo. El Observatorio de Igualdad y Empleo es una acción de divulgación que forma parte del proyecto DANA+, financiado por el Fondo Social Europeo.